Pues aquí estamos, en el trabajo de buscar un nuevo trabajo.
Hace algo más de tres años contaba mi experiencia cuando decidí dar un giro a mi vida laboral e introducirme profesionalmente en el campo del desarrollo de software.
Probablemente, haya sido una de las mejores decisiones de mi vida.
Ahora vuelvo a estar en el proceso de buscar un nuevo proyecto al que incorporarme. Después de la experiencia de estos años mis sensaciones son muy diferentes.
Por ejemplo, ahora voy con muchas más dudas.
Se supone que tras estos años he podido ganar experiencia y confianza. Sin embargo, me siento lleno de interrogantes.
Por una parte, estarían los que podríamos considerar más o menos lógicos: ¿es el momento para un cambio de stack o de entorno? ¿O es mejor buscar algo tranquilo en lo que pueda acoplarme rápida y suavemente? En algún momento he pensado que quizá lo ideal fuese una especie de mix empezando en un entorno “conocido” que a la vez me ofreciese la posibilidad de introducirme en cosas nuevas.
¿Hasta qué punto estás preparado para un cambio de lenguaje o de tecnologías básicas? Si bien es cierto que puedes tener experiencia en áreas más abstractas del desarrollo (arquitectura, testing, refactoring, etc), y que, en principio, los lenguajes no son más que detalles de implementación, también es verdad que alcanzar un cierto nivel de capacidad en un lenguaje nuevo puede ser un proceso largo, dependiendo de varios factores, y eso podría dañar tu productividad en el corto plazo.
Por otra parte, están otras dudas más personales. ¿Encajarás en el nuevo equipo? ¿Y qué hay de la forma de trabajar? ¿Qué te gustaría realmente encontrar? ¿Qué elementos podrían hacerte rechazar una posible oferta que, por otro lado, es objetivamente buena? ¿Es real la cultura de la que te hablan?
Y así un montón de ellas.
Claro que, en buena lógica, los equipos que están contratando tienen que tener unas dudas similares solo que en el sentido inverso: esta persona… ¿ayudará al equipo o se convertirá en un problema algún día?
Sobre el proceso
Se suele decir que el proceso de buscar trabajo es un trabajo en sí mismo.
A ver, no me puedo quejar. Mi situación es privilegiada porque al fin y al cabo la demanda de perfiles similares al mío es altísima y cada día se publican nuevas ofertas que representan un abanico enorme de posibilidades. Incluso parece que, por fin, el trabajo en remoto es ya una opción real, aunque haya muchas compañías que todavía no acaban de fiarse. Pero es que es la mejor solución, hay cantidad de profesionales excelentes fuera de los grandes hubs.
He pasado por una diversidad de procesos. En algunos casos bastante demandantes. Otros no tanto. Ahora mismo, me siento hasta un poco saturado. Han tenido sus partes mejores y peores.
Por ejemplo, las pruebas técnicas o technical challenges.
En general, estoy bastante a favor de las pruebas técnicas.
Más que nada, creo que pueden dar una idea si las formas de trabajar son compatibles con el estado actual del equipo. Es decir, no pienso que se trate tanto de saber si eres “buena” (sea eso lo que signifique que es una discusión para otro momento), como de averiguar si tu forma de trabajar puede encajar y aportar algo interesante.
También las veo útiles cuando no tienes muy clara cuál es tu competencia para un determinado puesto. Es decir, pueden darte una oportunidad de aprender algo sobre tí.
A decir verdad, he visto algunas pruebas que sin ser difíciles se hacían larguísimas. Otras en las que no he acabado de entender bien cual era su objetivo. Alguna especialmente bien montada y alguna realmente interesante en su planteamiento.
En algunas he aprendido cosas o he podido plantear ideas para las que normalmente no se me hubiese planteado la ocasión. Incluso detectar aspectos en los que podría mejorar.
Y también he vivido algún proceso en que no había prueba técnica.
El acompañamiento también es muy variado. No siempre están claros los pasos del proceso o su velocidad. En general, me gustaría tener un pequeño roadmap que te permitiese gestionar cada proceso concreto, ya que probablemente estarás considerando dos ó tres puestos y no preferirías no tener que condicionar las decisiones sobre uno a lo que pasa con otros.
Lo normal sería optar a varios puestos, para tener opciones y no perder oportunidades interesantes. Pero es algo que se complica si no cuentas con alguna indicación de dónde estás en cada uno de ellos. Puede que una oferta que te atraiga o interese más no de señales de movimiento y eso te haga optar por un puesto que sientes que te conviene menos, pero que has podido amarrar. Y luego encontrarte con que al final seguías en el otro proceso y has decidido rechazarlo antes de saber el resultado.
También podría argumentarse que es mejor política seguir una oferta cada vez, pero no me convence mucho. Tener la posibilidad de elegir es importante y te puede dar capacidad para negociar mejores condiciones o, por lo menos, descartar algunas que realmente no te convienen tanto.
No tengo claro cuál sería el proceso ideal. No debería ser muy largo, pero tampoco demasiado corto. Me ha gustado participar, en un caso, en un día completo compartido con parte del equipo, aunque pierde mucho al ser en remoto. Sin embargo, creo que es un planteamiento interesante. También me parecen interesantes aquellos formatos en los que puedes hablar con varias personas del equipo y ver cómo interactúan entre ellas. Creo que ambas formas te dan la oportunidad de descubrir algunas señales del ambiente que, de otra forma, no se pueden percibir hasta que estás dentro.
Hay detalles que a veces pueden ser más significativos que todas las declaraciones de intenciones: ¿hay diversidad genuina en el equipo? ¿Se toman tiempo para acompañarte en el proceso? ¿Comprenden y aceptan tu necesidad de explorar varias opciones? ¿Te aclaran hasta las dudas más peregrinas? ¿Exponen con honestidad sus problemas o sus dificultades para lograr ciertos objetivos? ¿Tienen claro y te exponen claramente lo que esperan de ti?
Es un montón de información que no siempre es fácil de obtener. Hay quien me ha enseñado su código. Hay quien no tiene realmente definida la posición que te va a ofrecer. Hay quien tiene muy desarrollado cómo será el proceso de on-boarding. Hay quien no.
En cualquier caso, nada garantiza el acierto en la elección, ni a la empresa ni a la candidata.
El trabajo ocupa una parte enorme de nuestras vidas y queremos que ese tiempo sea lo más agradable y enriquecedor posible.