Mañana miércoles se cumplen dos semanas de mi nueva etapa profesional.
El miércoles 16 de agosto fue mi primer día en Atrápalo. Es muy difícil resumir en unas pocas líneas todo lo que estoy experimentando en estos días. Para algunas personas que leéis esto, puede no sonar tan especial, pero para mi es un cambio de vida radical.
Ha sido empezar de cero. Es un entorno completamente nuevo. No es que te cambies desde un puesto similar en otra empresa, con lo cual podrías tener cierta familiaridad con herramientas, métodos de trabajo, etc. En mi caso, es tener que aprenderlo todo. Hasta los hábitos más cotidianos.
El primer día estaba tan descolocado que después de toda mi experiencia con Macs no era capaz de atinar a manejar el Macbook que tengo como puesto de trabajo. Menos mal que eso ya lo voy superando.
Me he integrado al equipo de Vuelos y tengo que decir que estoy encantado, tanto en el plano personal como en el profesional.
Cada día es un aprendizaje contínuo:
Están los conceptos propios del dominio, que en este caso es bastante amplio y con un montón de detalles en los que hay que fijarse y pensar. Por ahora estoy empezando a sumergirme en él.
Están las herramientas y los entornos de trabajo. Acostumbrado al “modo manual”, hay muchas cosas que casi me parecen magia. De repente he entrado en el mundo de Docker, Git Hooks, Jenkins y demás.
Está el hecho enfrentarse a un código que no conoces por primera vez y que usa algunas infraestructuras que no conocías (Elastic, Redis, etc.).
Está el hecho de trabajar con metodología Scrum y lo que esto conlleva.
Mis compañeros y compañeras me dan mil vueltas en todos estos aspectos, pero me encanta observar cómo trabajan y agradezco el recibimiento que me han dado, ayudándome constantemente en el montón de dudas que me surgen a cada paso. Me siento muy arropado.
Una de las cosas que más me llaman la atención, para muy bien, es que hay muchísima comunicación. Para empezar, normalmente se trabaja en parejas en cada historia. Después, cualquier cuestión de dominio se plantea a los responsables de producto o del equipo al que implique. Se está pendiente si el trabajo que haces en tu historia puede afectar a otros y se comparten ideas que pueden ayudar. Así que, a lo largo de la jornada, se desarrollan montones de conversaciones.
En estas dos semanas, aparte, hemos tenido debates interesantísimos de todo el equipo para llegar a posturas comunes para definir y utilizar ciertos patrones de diseño.
Menos mal que, de momento, me dejan bastante margen para ir a mi ritmo porque la cantidad de información que voy recogiendo es enorme. De vez en cuando tengo que pararme a repasar y recopilar todo y la verdad es que casi no tengo ni tiempo de estudiar.
Hace unos días comencé con mi primera historia. No ha habido nada mejor para centrarme y darle sentido a las cosas que necesito aprender. Estudiar el código y entender cómo se plasman en él los conceptos, ir llegando a conclusiones, comenzar a hablar el lenguaje del dominio y un largo etcétera de cosas.
Mis primeros cambios fueron bastante tímidos y demasiado prudentes. Finalmente, he conseguido empezar a sentirme cómodo en el código y en el entorno y, gracias a la ayuda que me están dando, empiezo a tener las ideas más claras sobre qué hacer y cómo. Sobre todo, empiezo a conseguir tener una mirada más global, a medida que las piezas van encajando en mi cabeza.
Probablemente he aprendido más en estas dos semanas que en muchos años.
Y lo que me queda.