Mi compañera y manager en Holaluz Mavi Jiménez va a hacer un dibujo cada día del mes sobre una palabra propuesta en twitter. Y aquí vamos a intentar escribir un post por cada una de ellas.
12. Troll @talkingbit1 #Inktober #linkitober pic.twitter.com/ENfMhRkegb
— Maybe (@Linkita) October 14, 2019
Troll
En los años 90 se introdujo la idea de que la inteligencia colectiva permitiría desarrollar el conocimiento a través de la colaboración mediante las herramientas de alcance global de Internet. La premisa era que muchas cabezas pensando y aportando sobre un problema, serían capaces de llegar a mejores soluciones.
El ejemplo clásico de este esfuerzo es la Wikipedia, la enciclopedia colaborativa que, en buena medida, ha acabado con las enciclopedias tradicionales como fuente de referencia del estado del saber en un momento dado. Ya nadie parece acordarse de instituciones como la Enciclopedia Británica o la Enciclopedia Espasa.
Claro que Wikipedia, que nació como un proyecto abierto a la colaboración de toda la Humanidad (de la Humanidad con acceso a Internet, se entiende, con lo que eso implica ya de filtro) tuvo que ir incorporando controles por el problema de la vandalización. Es decir, del mismo modo que una persona con conocimientos sobre un tema podría contribuir a enriquecer un artículo con nuevas referencias, datos o explicaciones, también cualquier persona con malas intenciones podría hacerlo, incluyendo referencias, datos o explicaciones erróneas o directamente falsas.
También se saludaron con alegría las herramientas como Google, Twitter, los blogs y sus comentarios, los foros o incluso Facebook. Fue la época de la web 2.0, la web colaborativa, de la que el propio Tim Berners-Lee renegaba porque a) ya había creado la web para que fuese colaborativa y b) detrás de muchas de esas herramientas había empresas que tenían sus propias agendas y cuya intención era crear jardines vallados en Internet para lograr sus propios objetivos. Pero daba igual, porque la inteligencia colaborativa, blah, blah, blah.
A medida que se abarata y generaliza el acceso a Internet disminuye la calidad media del contenido de las redes. Al principio, los usuarios tendían a pertenecer o estar relacionadas con instituciones como universidades, centros de investigación y tecnología, algo que se puede apreciar si tienes la oportunidad de ver contenidos de esa época. De hecho la definición original de las etiquetas HTML se corresponde con la estructura de artículos o informes científicos o técnicos.
Las siguientes oleadas irían ampliando el abanico de procedencias, hasta llegar a la generalidad de la población. Y eso incluyó a trolls, odiadores vocaciones y vándalos en general que han contaminado las redes. Lo cierto es que siempre ha habido trolls, odiadores y vándalos, el problema es que su presencia ahora en algunos medios y entornos se ha hecho casi inevitable. Y eso sin contar los artificiales, es decir los bots diseñados para propagar noticias falsas, incrementar de forma artificial apoyo a ciertas ideas y otros usos malintencionados.
Entre otros problemas, la presencia de este tipo de usuarios hace que la relación señal-ruido de una conversación en twitter, en un foro de comentarios y en internet en general, descienda abruptamente, aumentando el malestar y generando situaciones de tensión.
La consecuencia es que tienes que andar con cuidado. Cualquier noticia en prensa o en un blog (si es que se puede llamar blog a algunos medios) es todo lo que necesita uno de estos personajes para hacer su aparición y arruinarte el día, obligándote a un esfuerzo extra para filtrar la información.
La inteligencia colectiva era esto.